martes, 13 de diciembre de 2011

EDUCAR A TU CACHORRO


¿Cómo convertirlo en un perro estable, tranquilo y sociable?
Una vez que el cachorro esté adaptado a su nueva familia y entorno, todavía le quedará un largo camino que recorrer para transformarse en el perro adulto equilibrado, sociable y tranquilo que todos deseamos.
Desde su nacimiento nuestro cachorro está constantemente sometido a nuevas experiencias que le ayudan a madurar. Primero con su madre y compañeros de camada y luego como parte de nuestra familia. Todos los especialistas hablan de un periodo de vida super importante en la educación del cachorro. Es el famoso periodo de socialización
 
¿Es la socialización tan esencial en el proceso de educación de mi cachorro? 
 
Pues sí. Es una de las etapas más importante de la vida de nuestro perro. Es un tiempo crucial en el cual nuestro perro está más abierto a aceptar y asimilar nuevos estímulos, nuevas experiencias. La manera en que se enfrente a esos estímulos y experiencias determinará la manera en que nuestro perro se enfrentará a nuevas experiencias durante el resto de su vida.
La socialización abarca desde el nacimiento hasta la madurez pero la etapa más crítica se sitúa entre los 45 días (mes y medio) y los 3-4 meses de edad . Durante el periodo de socialización el perrito tiene que aprender a relacionarse con otros perros: primero su madre, luego sus hermanos y luego otros perros desconocidos. Tenemos que enseñarle a relacionarse con los humanos: mujeres, hombres, niños, ancianos, etc. Tiene que familiarizarse con el ruido, con los coches, las bicicletas, los electrodomésticos, lugares nuevos y situaciones hasta ahora desconocidas .
La mayoría de los dueños de perros entienden este concepto de someter al perrito a muchas cosas nuevas y lo hacen concienzudamente. Pero donde muchos dueños de perros fallan es en comprender que esas experiencias tienen que ser positivas
 
Educa a tu cachorro con experiencias positivas 
 
Por ejemplo, por mucho que un perro se relacione desde cachorro con los coches, si su primera experiencia ha sido negativa y no ha podido superarla de inmediato, pues de adulto seguirá teniendo miedo a los coches. Y nos costará dios y ayuda corregir esta impresión arraigada en su niñez porque por esas alturas se habrá convertido en fobia.
Las fobias pueden hacer que tanto la vida del dueño como la del perro se convierta en un sin vivir ya que un perro que tiene miedo puede reaccionar de diferentes maneras: puede adoptar una actitud aterrorizada (orejas gachas, colas entre las piernas, lomo encorvado, gemidos, lloriqueos, etc.), claramente diciendo "por favor, por favor, no me sometas a esto". ¡Imagínate pasar por esto cada vez que intentas meter a tu perro en el coche, o cuando vea a otro perro, etc.! 



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